miércoles, 7 de diciembre de 2011




Me duele el cuello. Es un dolor punzante, justo donde empieza el hombro derecho. La clase de sensación que trae al fondo de mis ojos un color amarillo intenso, como un relámpago fugaz y desagradable.

Estoy algo cansada. El espejo me devuelve imágenes que prefiero no saludar.  Seguro que es porque no llevo nada rojo. ¿O es mi rostro hinchado por el sueño?

Silencio. Me encuentri en la biblioteca. La chica del trigo rebusca palabras que yo ya sé en un diccionario. Está muy seria. Descubrir nuevos significados es como ir abriendo cerraduras, aunque creo que jamás se llega a la salida de ese interminable laberinto.

Hace calor. Parece como si las neuronas tuvieran que estar hirviendo antes de escupir algo productivo. Por ahora las mías a penas han pasado de templado, o ya habría dejado de divagar hace tiempo.

Pero yo solo quiero la frialdad de Diciembre en mis mejillas, buscar algún cobijo para mis dedos helados.

Eso es vida.

1 comentario:

Zals dijo...

Me sugiere lo de la chica del trigo. Sólo esa frase y la imaginación echa a volar.
Bss.