lunes, 28 de noviembre de 2011

domingo, 27 de noviembre de 2011




Aún no sabría decir si esta película me ha gustado o si es un bodrio tremendo sin pies ni cabeza. Sin embargo, creo que ha conseguido lo que toda obra de arte ha de tener: mantener captada mi atención durante la hora y treinta y tres minutos que dura.

Fue su primera frase, enunciada por la voz de un chico en off, lo que realmente me hizo verla. Empezaba más o menos así: "Y en ese momento, mientras me estaba merendando un tomate, comprendí que mamá no estaba muerta". Semejante declaración captó mi atención (¿qué clase de persona se come de merienda un tomate?) aunque la verdad es que luego poco tenía que ver con la película en sí.




Savage Grace narra la historia familiar real de tres individuos: un padre que es el nieto del inventor del plástico (y como resultado está forrado, lo que le permite a él y a los suyos vivir en una especie de vacaciones pijas eternas), el hijo (que de pequeño era una monada pero luego crece y... bueno, digamos que me costó adaptarme a la particular belleza del actor que lo interpreta de adulto) y la madre, actuación por cierto magistral de Julianne Moore.




Y ahora es cuando yo reconozco que realmente no empecé a ver la película por la dichosa frase del princpio (que sí, era interesante pero...) sino por esta actriz. Me gusta muchísimo, no sabría decir por qué, pero es la única que logra mantenerme realmente encandilada con sus películas. No es que sea hermosa al uso (en realidad sus rasgos no son armónicos en el sentido pleno de la palabra) pero he de reconocer que sus ojos casi transparantes, su pelo rojo, la piel blanquísima, las pecas de los brazos y la espalda... Honestamente y para que me entendáis, es la única actriz con la que yo tendría una hipotética cita.




Volviendo al argumento (que es lo que realmente importa) este trata de explicar las causas de la muerte de Barbara Daly Baekeland a manos de su propio hijo en su apartamento de Londres, cuando ella tenía solo cinquenta años y él veinticinco. No creo que la historia pueda explicar muy bien algo tan crudo, pero desde luego puedo deciros que a lo largo de la misma el personaje que más pena me ha dado ha sido el del asesino, el hijo. Cuando los valores se distorsionan e incluso se invierten, las consecuencias son desastrosas, al menos vistas desde la moral exterior. Por otro lado, todos nacemos ansiando el amor de quien nos ha dado la vida. Sufrir indiferencia y rechazo en su lugar trae la locura. ¿Si no podemos tener esa clase de amor somos, a caso, merecedores de algún otro?




No obstante, después de ver la película, yo aún no acababa de comprender que había llevado a Anthony Baekeland a asesinar a su progenitora. Ahora, sin embargo, creo que se debe (al menos desde la perspectiva de la historia) a que no pudo afrontar ciertos hechos que acababan de suceder entre ambos. Ah, y que no trabajar no es bueno. Porque creo que parte de la locura de esta familia venía del hecho de que, realmente, no tenían nada que hacer para vivir. ¿Os imagináis? Otra suerte hubiera cantado si ese pequeño hubiera tenido que, por ejemplo, empezar a repatir periódicos a los doce años para ganarse un dinero.




Y otra escena maravillosa es cuando los padres descubren que en su ausencia el niño (que no tendrá más de doce o trece años) ha traído un amigo. Increíble la mirada que echa al padre al niño que está, (muy feliz por cierto) en la bañera. Muchas cosas podían deducirse de esa sonrisa casi infantil y del gesto paterno. A veces, no son las palabras las que nos revelan la verdad...




En cualquier caso, si a alguien le apetece ver algo extraño, aquí dejo el trailer. 




La escena del baño que he mencionado arriba:



jueves, 17 de noviembre de 2011




En estos momentos, si me preguntaran qué desearía ser, respondería sin dudar que un もぐら, tranquilamente agazapado en su agujero bajo la tierra...

domingo, 13 de noviembre de 2011




Primer día patinando por el hielo más de dos segundos seguidos. Intentando ser libre. Tropezar, gritar, acabar agarrándome a lugares de lo más inadecuado para luego sentirme de lo más abochornada.

Pero os prometo que es momentos en los que todo fluye y de verdad sientes en el equilbrio, son maravillosos. Los trae el soltar, el ser consciente del dolor de la caída y aún así pensar que es un precio más que barato a pagar por unos segundos volando.

Como la vida misma.





Definitivamente, he de convertirme en una buena patinadora.

jueves, 10 de noviembre de 2011




Por su parte, él se levantó. Controlando a duras penas el miedo que sentía, se acercó, tembloroso. De alguna manera me había reconocido. Le permití avanzar, el rostro desencajado, pintado de un sentimiento que no alcanzaba a reconocer. Sus manos se alzaron y aún así permanecí sin moverme, el cuello agachado para sentir la cercanía de la tierra. Y entonces él me abrazó. Se agarró a mi cuello con toda la fuerza de la que fue capaz, como el náufrago se agarra a la última tabla que flota a la deriva. Se entregó a mí esgrimiendo como única arma su vulnerabilidad, dándome su propia carne en pago. Qué quería demostrarme con aquel gesto, jamás lo sabré. Podría haber seguido corriendo, podría haber rogado o incluso peleado. Aferrarse a la propia vida con uñas y dientes no es algo que pueda criticarse, no en vano es la llama la razón de nuestra existencia. Pero tras todos aquellos años luchando por sobrevivir y ser el más fuerte, aplastando a otros sin ningún tipo de empatía pues esta batalla ha de ser cruel, Adrian Dogger decidió que había llegado un momento en que había algo a lo que realmente quería ofrecer su propia vida, la llama, en toda su inmensidad y esplendor.
            Y me lo entregó a mí.




martes, 8 de noviembre de 2011



Entonces me di cuenta de aquello que diferencia al líder del perdedor: una simple actitud. Que todos la admiraban era evidente, pero no se debía a su larga melena rubia teñida planchada con mimo, sus ropas de marca o sus ojos verdes, sino por la entereza descarada (y he de reconocer que atractiva) con la que llevaba aquel enorme y horrendo par de gafas de pasta negra...

domingo, 6 de noviembre de 2011



Mi cabeza dice: No, no, jamás, como puedes, eso nunca, ¿pero lo has visto? Sería horrible, indecoroso... problemas, es ridículo, eres tan joven, ¿qué sabes tú de eso? Y solo te traerá quebraderos de cabeza, porque dos más dos son cuatro, ¿entiendes? Y las reglas no pueden cambiarse, este mundo está entre andamios. No, no, de ninguna manera. No.

Mi estómago se revuelve, como una tempestad. Todo tiembla, fragor, terremoto, relámpagos. Muerte. Caos. Ruinas que se despedazan eternamente en una agonía de sentidos. En la destrucción continua no parece haber sitio para el silencio.

Y entre este tumulto ensordecedor, ya nadie puede escuchar a mi corazón, que susurra suavemente, con la tranquilidad del que no necesita ser escuchado:

Sí, si, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí...

martes, 1 de noviembre de 2011



LATERALUS - Tool.

Black then white are all I see in my infancy.
Red and yellow then came to be,
reaching out to me, lets me see.
As below so above and beyond I imagine,
drawn beyond the lines of reason.
Push the envelope. Watch it bend.

Negro, luego blanco, es todo lo que veo en mi infancia.
Rojo y amarillo aparecen después,
al tenderme la mano, me permiten ver.
Tanto abajo como arriba y más allá de lo que imagino,
dibujado más allá de las líneas de la razón.
Empuja el sobre. Míralo doblarse.


Over thinking, over analyzing,
separates the body from the mind.
Withering my intuition, missing opportunities and I must
feed my will to feel my moment drawing way outside the lines.

Al pensar y analizar constantemente,
Mi cuerpo y mi mente se separan
Atrofiando mi intuición, haciéndome perder oportunidados y debo
alimentar mi voluntad para sentir mi momento y dibujar un camino más allá de las líneas.



Black then white are all I see in my infancy.
Red and yellow then came to be,
reaching out to me, lets me see.
There is so much more and it beckons me to look though to these,
infinite possibilities.
As below so above and beyond I imagine,
drawn outside the lines of reason.
Push the envelope. Watch it bend.

Negro, luego blanco, es todo lo que veo en mi infancia.
Rojo y amarillo aparecen después,
al tenderme la mano, me permiten ver.
Hay muchísimo más y siento la necesidad de verlas,
todas estas infinitas posibilidades.
Tanto abajo como arriba y más allá de lo que imagino,
dibujado más allá de las líneas de la razón.
Empuja el sobre. Míralo doblarse.



Over thinking, over analyzing,
separates the body from the mind.
Withering my intuition, leaving opportunities behind.

Al pensar y analizar constantemente,
Mi cuerpo y mi mente se separan
Atrofiando mi intuición, dejando las oportunidades atrás.


Feed my will to feel this moment, urging me to cross the line.
Reaching out to embrace the random.
Reaching out to embrace whatever may come.

Alimento mi voluntad para sentir este momento, siento la urgencia de cruzar la línea.
Estirando la mano para abrazar el azar.
Estirando la mano para abrazar aquello que esté por llegar.


I embrace my desire to...
I embrace my desire to...
feel the rhythm,
to feel connected enough to step aside and weep like a widow,
to feel inspired,
to fathom the power,
to witness the beauty,
to bathe in the fountain,
to swing on the spiral,
to swing on the spiral,
to swing on the spiral of our divinity and still be a human.

Abrazo el deseo de...
Acepto el deseo de...
Siente el ritmo.
Sientete lo suficientemente conectado como para echarte a un lado y llorar como una viuda,
para sentirte inspirado,
para comprender el poder,
para presenciar la belleza,
para bañarte en la fuente,
para girar en la espiral,
para girar en la espiral,
para girar en la espirarl de nuestra divinidad y aún así seguir siendo humano.


With my feet upon the ground,
I lose myself between the sounds and open wide to suck it in.
I feel it move across my skin.
I'm reaching up and reaching out.
I'm reaching for the random or whatever will bewilder me,
whatever will bewilder me.

Con mis pies sobre la tierra,
me pierdo entre los sonidos y me abro completamente para tragarlo todo.
Lo siento moverse a través de mi piel.
Cerrando y abriendo la mano.
Alcanzando el azar o aquello que sea capaz de captar mi atención,
aquello que consiga mi atención.



And following our will and wind,
we may just go where no one's been.
We'll ride the spiral to the end and may just go where no one's been.
Spiral out. Keep going.
Spiral out. Keep going.
Spiral out. Keep going.
Spiral out. Keep going.

Y al seguir nuestro destino y viento,
iremos allá donde nadie ha estado.
Montaremos la espiral hasta el fin e iremos donde nadie ha estado.
Girando fuera de control. Sigue.
Girando fuera de control. Sigue.
Girando fuera de contro. Sigue.