domingo, 13 de noviembre de 2011




Primer día patinando por el hielo más de dos segundos seguidos. Intentando ser libre. Tropezar, gritar, acabar agarrándome a lugares de lo más inadecuado para luego sentirme de lo más abochornada.

Pero os prometo que es momentos en los que todo fluye y de verdad sientes en el equilbrio, son maravillosos. Los trae el soltar, el ser consciente del dolor de la caída y aún así pensar que es un precio más que barato a pagar por unos segundos volando.

Como la vida misma.





Definitivamente, he de convertirme en una buena patinadora.

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