domingo, 6 de noviembre de 2011



Mi cabeza dice: No, no, jamás, como puedes, eso nunca, ¿pero lo has visto? Sería horrible, indecoroso... problemas, es ridículo, eres tan joven, ¿qué sabes tú de eso? Y solo te traerá quebraderos de cabeza, porque dos más dos son cuatro, ¿entiendes? Y las reglas no pueden cambiarse, este mundo está entre andamios. No, no, de ninguna manera. No.

Mi estómago se revuelve, como una tempestad. Todo tiembla, fragor, terremoto, relámpagos. Muerte. Caos. Ruinas que se despedazan eternamente en una agonía de sentidos. En la destrucción continua no parece haber sitio para el silencio.

Y entre este tumulto ensordecedor, ya nadie puede escuchar a mi corazón, que susurra suavemente, con la tranquilidad del que no necesita ser escuchado:

Sí, si, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí...

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