martes, 1 de mayo de 2012




Hoy pensé que quizá en vez de sufrir porque no soy así podría tomarla quizá como fuente de inspiración. Bueno, no lo pensé yo, en realidad me lo dijo el viejo. Pero es que el viejo también me dijo que esperara a encontrar un hombre, ese principe azul tan maravilloso con el que toda ls féminas sueñan.

Me paré a pensarlo -en aquel entonces- ya que, por extraño que parezca, yo nunca soñé jamás con ese príncipe, ni siquiera con algo que se le pareciera. Entonces me di cuenta -interesante revelación- de que en realidad el asunto no era que yo deseara a aquel príncipe, el asunto era que yo quería ser -en cualquier caso- el príncipe, la inspiración, el viento que empuja el barco, la fuerza que escruta nuevos caminos, la primavera que arrasa, la persona que seduce, la que se agacha sobre el cuerpo desprotegido y vulnerable que yace en el lecho.








Una tarda en conocerse a sí misma.

1 comentario:

Annell dijo...

Entonces sólo tienes que encontrar a tu princesa disney. Pero que sea una de las guays, no de las desvalidas.