viernes, 4 de mayo de 2012




La profesora dijo en clase:

-¿Os habéis sentido alguna vez manipulados, como Miss Catherine Slooper, manejados -poor Catherine- as a puppets by others que se creían con ese derecho? Yo sí -afirmó, con dolorosa aceptación- y reconozco que es algo desagradable, descorazonador. A ver -y de repente en sus ojos ya no solo brillaba la autocompasión, sino el morbo- que levanten la mano aquellos que se hayan sentido alguna vez manipulados.

Varias personas lo hicieron, chicas y chicos. La profesora parecía estar consolándose ante este prospecto. Yo me paré a pensar. Me devané los sesos, buscando, entre tantos sentimientos desagradables el de sentirse manipulado... pero fue imposible. Es curioso, pero nunca me ha ocurrido. Naturalmente, he conocido a manipuladores, y he presenciado casos en acción, pero no sé, como contadora de historias, de cuentos y enrevesadas tramas en las que nada es lo que parece, soy capaz de distinguir la cruda realidad de todos los ornamentos, artificios y adornos que otros quieran ponerle. Vamos, que nunca me he tragado los cuentos de otros. Y no creáis que esto ha sido del agrado de mis compañeros, aquellos que se han sentido frustrados, rabiosos, de que no masticara obedientemente sus tretas hasta caer redonda, demasiado perdida en los enredos como para reaccionar.

Pero qué le vamos a hacer. Soy yo la que cuenta historias, en todo caso.

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