domingo, 25 de noviembre de 2012




Las cosas se vuelven de muchos colores, como estar en un tiovivo con los ojos semicerrados, el viento silbando en las orejas.

Allá donde miro todo cambia. Siempre he pensado que las relaciones humanas son lo más importante en esta vida, y no me cansaré de repetirlo. Aunque mi deseo esté también en crecer y sentirme completa aún estando sola. Una paradoja.

De repente me doy cuenta de que tengo una familia maravillosa. Pero ahora estoy sola. Me doy cuenta de que la gente ama y es amada. Que los hay quienes crecen en sus relaciones. Quienes viven años y años juntos, aprendiéndose, respetándose. Luego otros mueren de amor. ¿Amor? Sí, para otros el amor no es un viaje, ni mundos por descubrir, ni la seguridad de otro corazón latiendo cerca, como cuando estaban en la seguridad del útero materno.

Todos queremos amar, todos queremos ser amados. Necesito amar, necesito sentir que aún hay belleza en este mundo pese al dolor, al frío y a las noches que devoran el día tan rápido, con crueldad. Necesito amar y sentir que todo lo que arde, lo que brilla como cien soles entre mis manos puede ciertamente calentar otros corazones. Verme reflejada en los ojos de otros, saberme la razón de sus sonrisas y buenos pensamientos me llena de alegría, aunque sea una felicidad vana, egoísta; no me importa.

Pero a veces, como he dicho, estoy sola. A veces las palabras, en lugar de unirme, me alejan. En ocasiones solo noto frío, miradas esquivas, silencios que se clavan en la piel, que sofocan el sonido y atragantan cada frase, cada intento de acercamiento.

¿Qué es el amor? ¿Por qué lo buscamos? ¿Existe más allá de nosotros?

Una vez me sentí completa, recuerdo, cuando empezaba a viajar y estaba sola en una isla no tan lejana a la ciudad de las nubes, donde habito ahora. Pero ese sentimiento de auto-suficiencia se ha visto sustituído ahora por la incertidumbre, la tristeza de abandonar para siempre la infancia, la necesidad de buscar sola un hogar, un significado para mi existencia.

¿Qué es el amor? ¿Es eso que nos entregan aquellos de los que venimos? ¿Aquellos que, si las leyes de la naturaleza no son alteradas, partirán antes? El amor se recibe, sí, como un don, pero también tiene que entregarse, y para eso tenemos que ser capaces de generarlo.

Deseo generar amor. No me importa como suena, pero realmente quiero aprender a amar.

Y no tengo miedo.

http://www.youtube.com/watch?v=OpNbTlehSHU

1 comentario:

Mew dijo...

say I don't wanna be in love, I don't wanna be in love...

Para generar amor necesitas ser estimulado. Hay un doble rol en cada uno, pues el que genera el amor es aquel que es amado, y aquel que ama es quien produce el estimulo. Tu capacidad de generar amor se puede formalizar entonces a través de una relación lineal: cuanto mayor sea tu capacidad de estimulo, más poderosas serán las fuerzas que desatarás en otros.

Ahora bien, como en un telnet, la dificultad para llegar al corazón de otro no radica en dar con la dirección IP de la víctima, sino en averiguar cuál de los infinitos puertos estará a la escucha de tus dulces susurros de amor...