sábado, 17 de marzo de 2012



En la tele dan una película americana. A penas he pasado unos segundos por delante de la pantalla, los justos para ver la escena del chico con la chica, cogidos de la mano, viendo un partido de béisbol. Alegría. Los dos son guapos, jóvenes y sanos. Él es alto, moreno, afeitado, y lleva ropa deportiva, pero da igual, porque los chicos no necesitan mucho para estar bien. Ella es rubia, camiseta ajustada, pero no demasiado. Lo mira como si él fuera genial, aunque salta a la vista que es bastante tonto. Pero se supone que a ella le provoca ternura. Se supone, también,  que todo es bonito y romántico. El final del cuento.

En la tele dan una película americana. No están mal, las películas americanas. Personalmente me aburren un poco, porque ya conozco todos sus argumentos, pero puedo entender que a la gente le gusten. Sin embargo, en esas películas, en cada uno de sus fotogramas, es imposible ver mi vida, ni siquiera un retazo de ella, reflejada. Venimos de mundos distintos, ellos y yo, y no tenemos nada que ver.

De todas maneras, siempre lo supe. Rome y Julieta, todas esas cosas, ¿sabéis? Ni de niña, cuando se supone que te crees hasta que el Ratoncito Pérez viene a ponerte cosas debajo de la cama, pude entenderlas.

1 comentario:

Annell dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=UokTE-njLRA

Al menos habrás creído en otras cosas, no?