jueves, 29 de septiembre de 2011
Dicen que es mucho más sencillo soltar que permanecer agarrada por siempre a este cadáver. Dicen... Pero parece que es posible acostumbrarse hasta al olor de la podredumbre, a la sustancia que poco a poco se deshace entre los brazos mientras se agarran con excesiva fuerza esos trozos de piel muerta.
Puede que acostumbrarse al sufrimiento sea demasiado fácil, como dejarse caer rodando por una pendiente.
martes, 27 de septiembre de 2011
Despotricar es una acción bastante sencilla, la verdad.
Sin embargo, lo confieso, muchas veces caigo en el blanco de mi propia crítica.
domingo, 25 de septiembre de 2011
Me pregunto cuánto hay de valioso en estar con una persona que te hace sentir más cercana a tu esencia.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Me fui unos minutos a reprografía, de todas formas quería tener los poemas de Blake. Cuando regresé, solo había vacío, un vacío que me gritaba: ya no eres parte de este grupo nunca más, entonces, ¿por qué deberías preocuparnos?
Y no negaré que duele, todas las balas que me atrapan consiguen siempre hacerme sangrar. Pensé, I've fucked up again, ya no estoy dentro.
De nuevo la soledad.
Los pasillos en silencio.
Sentada en el tren mientras leo. Adoro leer. O quizá incluso retome la escritura.
El dolor de la humillación, del rechazo, aún late, como una herida en carne en viva. Pero está mejor que ayer.
Y no dejo de maravillarme en como la vida siempre te sorprende: crees que está todo construido, y de improviso una violenta ola hace desmoronarse a tu castillo de arena, y tan solo después del desastroso incidente adviertes que estaba demasiado cerca del agua... Una puerta se cierra, otra se abre. El viaje no termina, es demasiado pronto. Y estoy agradecida de recorrer nuevos caminos. Sí.
Blessings are not just for the ones who kneel, luckily.
martes, 20 de septiembre de 2011
Hay personas que, cuanto más las conoces, menos te gustan. Es así, no se puede evitar.
Por otro lado, existen otras que, cuanto más descubres de ellas, más te maravillan con sus cualidades. Es así, no se puede evitar.
Finalmente, hay unos mágicos momentos en que, sean como sean, puedes verles. Como el instante del vacío antes de caer en un salto, una estrella fugaz cruzando la solitaria oscuridad del firmamento, un brillo irisado en una gota de rocío... tan rápido e increíblemente único que hasta te preguntas, ¿es real? ¿ha llegado a suceder...?
Y solo entonces puedes decidir seguir un camino diferente al suyo... o amarles. Es así, no se puede evitar.
domingo, 18 de septiembre de 2011
A veces el sueño es el mejor opiáceo. Te ayuda a desaparecer, a fundirte en un mundo que imaginas como tuyo.
Aunque, si os digo la verdad, de nada sirve, pues he llegado a la conclusión de que más vale mil pesares tangibles que una sola sombra escurriéndose de entre tus dedos para perderse en el más oscuro de los limbos...
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Hoy voy a hablar de un tema que me indigna muchísimo, tanto, que hasta el día de hoy no me he sentido psicológica ni moralmente preparada para hablar de ello en público.
Pero todo tiene un límite.
Os estaréis preguntando que es eso que consigue sacarme de mis casillas, a mi, que soy el alma más cándida, que me dedico a regar mis margaritas mientras el mundo entero se va a pique con mi mejor sonrisa zen... Pues sí, me estoy refiriendo esas cosas pequeñas, endemoniadas, redondas y repugnantes entidades a las que un iluminado decidió dar el original nombre de naranjas...
No las soporto. Para empezar, esta el tema de la piel, áspera y rugosa, muy lejana a la estética suavidad de la manzana. Es como comparar la epidermis de un elefante que no se ha bañado en cinco años y ha disfrutado revolcándose en el barro y las heces de sus compañeros con la sedosa, hermosa, y ondulante cola de una alegre ardilla doméstica a la que su rica propietaria lava todos los días con la mascarilla de cuidados intensivos de Loreal... Igualito, definitivamente.
Es que, la mayoría de las veces, ¡ni el cuchillo la atraviesa! Con lo que me gustan a mí los asesinatos limpios, un solo golpe y hasta la vista, Billie, pero nada, con la naranja tienes que pinchar aquí y allá, te acabas cortando el dedo, mueres desangrado, y ella aún sigue ahí, riéndose, puedes esucharla desde la agonía, claro que sí...
Y por su puesto, cuando al final consigues deshollarla sin morir en el intento, te espera ese interior bulboso y relleno de ese líquido apestoso: cada gajo es como un capullo con la larva diluída, y cuando lo agarras estalla, y directo a los ojos, ¿casualidad? No lo creo...
¿Y habéis intentado masticarlas? Por más que lo intentas esa masa pringosa sigue en tu boca, y de hecho va creciendo a cada mordisco, absorbiéndote los jugos vitales al tiempo que se expande, como un tumor maligno, y tú lo sabes, sabes que pugna por ir hacia tu tráquea para ahogarte, quieres escupirla, deshacerte de ella, el sabor de la muerte es tan dulzón como podrido, pero ya es tarde, porque esa bola con vida propia ha reptado por tu garganta y se hincha para terminar contigo y así alimentarse de tu cuerpo como una criatura carroñera.
¿Cómo, oh dioses, cómo puede la gente comer naranjas? Exprimir su veneno y bebérselo alegremente en el desayuno, solo verles relamerse esas gotas de puro ácido que se les escapan entre los labios me estremece; ver como despellejan los gajos con ojos ansiosos es aún más turbador, porque yo lo sé, es que la naranja los ha absorbido, se ha colado en sus neuronas, a penas un pequeño cambio en el código del ADN pero yo noto el brillo extraño en sus ojos... ya no han vuelto a ser los mismos.
Naranjas. Luchemos por un mundo libre de estos cítricos traicioneros, fuera de su ácida influencia podremos ser un poco mejores, eso está claro. Porque si pensáis: problemas. guerras, crisis, muertes... ¡siempre hay naranjas detrá de ello! En el desayuno, colgando amenzantes de algún árbol, en el zumo del medio día... ¡Están entre nosotros!
Mantened los ojos abiertos.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Verte de nuevo es como abrazar un cadáver, besar los labios putrefactos que se deshacen en mi saliva, la dureza negra de los dientes, tus lagrimas verdosas escapando sin control de esas pupilas caducas sin párpado, el hedor es intenso, envolvente, siento vértigo y quizá una náusea...
Apártate de mí. Puede que adore rebuscar entre lo macabro, pero la ley natural prohíbe a los vivos bailar con los muertos, y por una vez, hasta yo, que no entiendo de moral ni normas, estoy de acuerdo.
Dificult to dance around this one...
viernes, 9 de septiembre de 2011
A veces hay películas que hablan de lo que es estar vivo. Como esta.
Hoy me arreglé para ir a cierto evento con mi compañera de la universidad.
No lo planeé, ni siquiera pensé en qué iba a ponerme hasta cinco minutos antes de tener que hacerlo. Pero cuando empecé a vestirme, con la incómoda agitación del que sabe que va a llegar tarde, simplemente nada encajaba en mi cuerpo. Las faldas parecían trapos, los vestidos fuera de lugar. Mis piernas sin depilar no podían verse de ninguna manera, no ese día, no con esa gente, no en ese sitio. Pero, por supuesto, me había podido la pereza, la rabia de quien se ve obligado a hacer algo que no quiere. Y llegaba tarde.
Fue por eso por lo que escogí los pantalones largos, el único par que tengo. Vaqueros, insoportablemente ajustados. La camiseta era normal, pero muy corta. No estoy acostumbrada a ver el contorno de mi silueta tan marcado, tan definido. De improviso necesitaba algo, lo que fuera, para cubrirlo, con esa desesperación adolescente de quien se niega a aceptar que las formas rectas y simples de la niñez ya han desaparecido para siempre.
Por eso revolví en mi armario hasta encontrar la camiseta de tirantes que hacía meses que no me ponía, luego las sandalias, hacía tanto calor...
Me miré al espejo de la entrada antes de irme. Oh dioses. No puedo explicar lo que sentí. Aquellos vaqueros ajustados a la moda, la camiseta de tirantes escotada, las sandalias. Un atuendo ordinario, pero no el mío. Ni siquiera el maquillaje era el adecuado. Porque era mirarme y no verme. Era verla a ella, mi compañera de universidad. ¿Cuál? No importa, una de tantas... Se había producido un cambio, una metamorfosis obligada, el insecto palo que se confunde entre el follaje para sobrevivir ante los depredadores. Pero me odié.
Porque, simplemente, la que me devolvía la mirada en el espejo, no era yo.
lunes, 5 de septiembre de 2011
Hoy jugamos al bádminton en el Retiro, como elegantes y hermosos jóvenes civilizados.
Entre risas y giros de muñeca, el deporte es la excusa perfecta para el roce y la evaluación del movimiento de la carne. Posturas, huecos, esquinas que pueden ser atisbadas, dulces promesas que se cumplirán en primavera.
¿Estás cansada?
¿Ese punto es mío?
¡No la vi llegar...!
¡Eso estuvo cerca!
¿Jugamos otra vez por parejas?
Y finalmente podemos sentarnos recatadamente bebiendo limonada mientras ellos gritan y se ríen, y acariciarles la barba, enredar sus manos con las nuestras cuando nadie mira. En realidad no tengo nada que hacer mañana, puedes invitarme al cine si quieres.
Momentos de burguesía y tan corteses y perfectos, la educación, aunque aburrida como el empapelado en las paredes, es un bonito adorno.
Pero, pese a la sonrisa de comedimiento, rompimos todas las plumas con nuestra intensa energía adolescente.
domingo, 4 de septiembre de 2011
Hay debilidades que no deben ser nombradas: el simple hecho de ponerlas por escrito las hace más fuertes.El hechizo consiste pues, en evitarlas...
Y ahora daría muchas por limpiar los conductos sucios y atascados de mi cuerpo, aunque fuera a través de las lágrimas... pero se niegan a salir, de alguna manera siento que la mente y lo visceral tiran, como caballos desbocados, en direcciones opuestas, mientras que el centro, lo que los románticos se empeñan en llamar corazón, permanece tan aislado e inescrutable como una isla perdida en el Pacífico.
Or finding home.
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