miércoles, 14 de septiembre de 2011




Hoy voy a hablar de un tema que me indigna muchísimo, tanto, que hasta el día de hoy no me he sentido psicológica ni moralmente preparada para hablar de ello en público.

Pero todo tiene un límite.

Os estaréis preguntando que es eso que consigue sacarme de mis casillas, a mi, que soy el alma más cándida, que me dedico a regar mis margaritas mientras el mundo entero se va a pique con mi mejor sonrisa zen... Pues sí, me estoy refiriendo  esas cosas pequeñas, endemoniadas, redondas y repugnantes entidades a las que un iluminado decidió dar el original nombre de naranjas...

No las soporto. Para empezar, esta el tema de la piel, áspera y rugosa, muy lejana a la estética suavidad de la manzana. Es como comparar la epidermis de un elefante que no se ha bañado en cinco años y ha disfrutado revolcándose en el barro y las heces de sus compañeros con la sedosa, hermosa, y ondulante cola de una alegre ardilla doméstica a la que su rica propietaria lava todos los días con la mascarilla de cuidados intensivos de Loreal... Igualito, definitivamente.

Es que, la mayoría de las veces, ¡ni el cuchillo la atraviesa! Con lo que me gustan a mí los asesinatos limpios, un solo golpe y hasta la vista, Billie, pero nada, con la naranja tienes que pinchar aquí y allá, te acabas cortando el dedo, mueres desangrado, y ella aún sigue ahí, riéndose, puedes esucharla desde la agonía, claro que sí...

Y por su puesto, cuando al final consigues deshollarla sin morir en el intento, te espera ese interior bulboso y relleno de ese líquido apestoso: cada gajo es como un capullo con la larva diluída, y cuando lo agarras estalla, y directo a los ojos, ¿casualidad? No lo creo...

¿Y habéis intentado masticarlas? Por más que lo intentas esa masa pringosa sigue en tu boca, y de hecho va creciendo a cada mordisco, absorbiéndote los jugos vitales al tiempo que se expande, como un tumor maligno, y tú lo sabes, sabes que pugna por ir hacia tu tráquea para ahogarte, quieres escupirla, deshacerte de ella, el sabor de la muerte es tan dulzón como podrido, pero ya es tarde, porque esa bola con vida propia ha reptado por tu garganta y se hincha para terminar contigo y así alimentarse de tu cuerpo como una criatura carroñera.

¿Cómo, oh dioses, cómo puede la gente comer naranjas? Exprimir su veneno y bebérselo alegremente en el desayuno, solo verles relamerse esas gotas de puro ácido que se les escapan entre los labios me estremece; ver como despellejan los gajos con ojos ansiosos es aún más turbador, porque yo lo sé, es que la naranja los ha absorbido, se ha colado en sus neuronas, a penas un pequeño cambio en el código del ADN pero yo noto el brillo extraño en sus ojos... ya no han vuelto a ser los mismos.

Naranjas. Luchemos por un mundo libre de estos cítricos traicioneros, fuera de su ácida influencia podremos ser un poco mejores, eso está claro. Porque si pensáis: problemas. guerras, crisis, muertes... ¡siempre hay naranjas detrá de ello! En el desayuno, colgando amenzantes de algún árbol, en el zumo del medio día... ¡Están entre nosotros!


Mantened los ojos abiertos.

4 comentarios:

zalz dijo...

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ve a esta direccion
http://1977voltios.blogspot.com/2011_04_01_archive.html
ve a "de lagranja al frigorifico"
no puedes verlo directamente en you tub.está prohibido.

aguanta si puedes comer todo lo que tragamos cada día.AGUANTA.ES NECESARIO.
lo siento.
las naranjas me dijeron que TU vieras esto.
te quiero.besos.

Lucy Diamond dijo...

Jo-der Shikaru
y perdona la expresión

Pues yo las tomo con el desayuno, exprimidas en zumo. Pero solas no las aguanto.

Lo que me he reído xDDDDDDDDD
¡Lo que me he reído! Que bueno xDDDD

Es la primera vez que alguien las presenta como asesinas y envenenadoras.

Un beso y millones de risas :D

Adsi dijo...

Uau Shikaru. Creo que es imposible que llegues a publicar algo que... como decirlo... algo con lo que me pueda identificar de una forma tan clara.

En serio, ha sido alucinante.

Yo odio las naranjas desde siempre, no puedo con ellas. En fin, sobran las palabras, serían las mismas que tu has escrito.

Pero por desayunar si me tomo un zumo de naranja (obviamente sin la pulpa esa viscosa que se te pega en los dientes) y siempre y cuando se haya terminado el zumo de melocotón.

Beeeeeeeeeeeeeeesos :333

Brienn dijo...

Buneo, yo iba a decir algo, pero vistos los comentarios, mejor me abstengo.
Con lo inocentes y ricas que son, esa explosión de sabor cuando el gajo se muerde...en fin, yo continuaré mi desayuno con Neville, pero estaré vigilante de ese zumo que aún esta en la mesilla!!