domingo, 18 de septiembre de 2011



A veces el sueño es el mejor opiáceo. Te ayuda a desaparecer, a fundirte en un mundo que imaginas como tuyo.
Aunque, si os digo la verdad, de nada sirve, pues he llegado a la conclusión de que más vale mil pesares tangibles que una sola sombra escurriéndose de entre tus dedos para perderse en el más oscuro de los limbos...

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