viernes, 1 de marzo de 2013



La vida no es un camino de rosas. Eso ya lo sabíamos. Pero es que mi día de hoy ha sido... de risa. De risa ahora que estoy aquí sentada escribiendo. Porque total, a estas horas de la noche...

Suceden cosas muy curiosas. Por ejemplo, cuanto más nerviosa y estresada estas, más se tambalea la realidad. Como si el epicentro del terremoto comenzara en ese nudo de angustia en el estómago. Y entonces todo se vuelve confuso. El sol del día ilumina tanto que es doloroso. Las sombras acechan en los rincones. Las máquinas dejan de funcionar, misteriosamente. Suceden los accidentes inesperados. Una pequeña tragedia que se encadena a otra mayor...

El enamoramiento trae la Primavera a la vida, pero el miedo es un terremoto, una fuerza caótica y destructiva que se devora así misma, como un agujero negro.

En días como estos, una palabra amable, una sola, puede, literalmente, salvarme la vida. Como el pequeño mecanismo que hace retroceder las agujas del reloj; la piedra maestra gracias a la cual la bóveda puede volver a sujetarse. La estrella polar reflejada en las olas, ese punto luminoso que marca un mapa y mil direcciones en la angustiosa infinitud del océano.

Por favor, digamos muchas palabras amables.

1 comentario:

Caminos del Espejo dijo...

Palabras amables (y ciertas): tu forma de escribir denota una exquisita sensibilidad, me gusta tu modo de contemplar el mundo, eres muy entrañable, dulce, a mí me encanta que estés ahí.

Un besito enorme bonita

Caminos del Espejo