viernes, 6 de enero de 2012



Por lo general, no suelo dirigir mis entradas de una manera demasiado evidente hacia los posibles lectores, pero esta ha de ser así, dejad que os explique por qué.

No sé hasta que punto me conocéis, leéis lo que escribo (textos puramente subjetivos la mayoría) o lo que os empuja a pasaros por aquí. Pero, igualmente, me veo en la necesidad de confesaros un secreto: me gusta escribir. Ya sé que nunca os lo hubiérais imaginado (es lo que tiene esto del internet... por mucho que creáis que conocéis aunque sea una parte de mí ,desengañáos, todo son máscaras). Sé que decir que te gusta escribir es a veces bastante obvio o no muy original. A diferencia de las otras artes, (pintura, cine, escultura...) en nuestra sociedad actual todos sabemos poner una letra detrás de otra para enlazar palabras. Aunque no todo el mundo, naturalmente, logra imprimir en dichos caracteres la fuerza que impulsa el tallo de al crecer y mueve el alma... pero esto es otra historia. Yo estoy hablando de mis gustos, no de sus posibles efectos.

Escribir. Cuando escribo todo es perfecto. Cuando escribo, me siento realizada, en comunión con todo el universo. ¿Os suena muy New Age? Pues vale. No tengo otra manera de expresar lo inexpresable, así que os tendréis que conformar. Escribir no es realizar mis sueños, o emular aquello que deseo. Escribir es ser el canal de una fuente que se derrama con fuerza, es navegar por mundos que hace momentos no sabía ni que existían. Navegar a la deriva pero sintiéndome dichosa, pues hay una luz interna que siempre encuentra caminos, yo misma soy el faro. Escribo sin saber por qué; personajes y situaciones se manifiestan sin que yo se lo haya pedido. Puede que le dedique trabajo a las tramas o busque documentación, pero os aseguro que lo verdaderamente maravilloso del proceso es aquellos retazos misteriosos que proceden del mundo de lo invisible...

Hay muchos placeres en la vida, tantos como sufrimientos. Sin embargo, escribir es algo inherente a mi persona, una cualidad que esta siempre presente. Puede haber sequías (tan temidas, sí) pero al final es un caudal que siempre fluye. Para escribir no necesito nada ni nadie (bueno, sí, un ordenador o papel y lápiz) y por eso, aun cuando las cosas van mal, esta fuerza creativa me mantiene siempre a flote. Porque es para lo que he nacido. Porque es mi función en esta vida, aunque muchos de vosotros empecéis a reíros nerviosamente al escucharme hablar así, en plan épico. Porque si no escribo, si no me expreso de una manera artística (y en este caso las palabras son mi método predilecto) me voy para el otro lado. Al de la locura. Porque tanta energía concentrada es inogovernable.

Cuando comencé a escribir este blog, hace un par de días, no sabía muy bien a donde me dirigía. Hasta ahora, lo he venido usando para dos cosas: para canalizar pensamientos o ideas o bien para hablar de arte y cultura. Sin embargo, hace también un par de días, tuve una revelación. Podría usar este blog para compartir el fruto de mis placeres. Os seré sincera: para mí la diversión esta en el proceso, una vez terminado, el texto escrito no tiene mucho valor. (Soy una mala madre, lo sé...) Pero ya que yo también leo cosas de otra gente que me hacen estremecerme, imaginar, en definitiva, vivir, ¿por qué no iba yo a ofrecer lo que a veces siento que puede ser también de otros?

Alguien habrá visto que en este blog tengo colgados algunos cuentos e incluso una novela corta que escribí hace poco, todos ellos proyectos rápidos, pero no por ellos menos divertidos. Y ese alguien notará también que, dentro de poco, todos ellos van a desaparecer. No es que de repente se me hayan quitado las ganas de compartirlos, es que deseo hacerlo, por primera vez, conscientemente. Así que voy a editarlos, corregirlos... en fin, arreglar y vestir bien a mis niños para que estén lo más adorables posible antes de que volváis a verlos. Porque yo tengo una educación inglesa, queridas, queridos, y dejar mi arte abocetada y sucia a vuestra vista es simplemente in-ad-mi-si-ble. Como si fueráis a visitarme a mi casa y os recibiera en bragas, vamos.

Y así empezaré a abrirme de una manera en la que antes ni hubiera soñado hacer, con nuevos proyectos, historias y personajes por compartir, por presentar. Este camino es la primera vez que lo recorro: no tengo ni idea de cuánto va a durar, la calidad del terreno o del color de sus cielos nocturnos... pero qué queréis que os diga. Me encanta viajar. Y siempre estoy ansiosa por emprender una nueva odisea.

Per aspera ad astra

http://www.youtube.com/watch?v=GTkzyyv0DuA&feature=endscreen&NR=1

3 comentarios:

a dijo...

Todos los que tenemos un blog compartimos algo: la necesidad de expresarnos a través de las palabras y, que aunque nos encanta que otros se entretengan con lo que escribimos, nuestra satisfacción personal al comprobar que lo que hacemos es admirable o expresa realmente lo que queremos no tiene precio.

Leeré todo lo que venga de tu blog con mucho gusto ;)

Mew dijo...

"[...]Como si fueráis a visitarme a mi casa y os recibiera en bragas, vamos."

¡Vaya! A mí puedes recibirme así, ¿sabes, no?


Juajuajua :D (si es que yo no quiero ser mala, pero frases como esta obligan...)

Lucy Diamond dijo...

Escribir, escribir, escribir, escribir, escribir...

*sonrío*