lunes, 3 de diciembre de 2012



En el cumpleaños de M., la chica japonesa, he tenido varias revelaciones. Es curioso, cuando estas sola y lejos de casa, te das cuenta de que eres un granito de arena en el universo. No es que me importe ser un granito de arena en el universo. Nunca he querido ser la montaña más alta, ni la roca más pesada. Qué va. A mí me interesa lo extraño, lo desconocido, lo incomprensible. Lo que nadie mira porque todos están pendientes de lo llamativo, lo obvio, lo evidente.



No hay comentarios: