sábado, 8 de diciembre de 2012
Tres meses.
Ahora escribo en español. ¿Por qué? Porque deseo que algunos de los que me leéis y no andáis muy bien con el inglés (cosa perfectamente respetable, claro está) me entendáis; muchas veces este es el único vínculo diario que puedo mantener. Y lo hago con gusto.
Tres meses desde que aterricé por primera vez en tierras escocesas. Muchas cosas han cambiado. Las posibles relaciones de las que hablaba en el otro post se van afianzando positivamente, aunque para una persona terriblemente impaciente como yo esto es difícil. Pero bueno, de eso van las relaciones humanas también, de paciencia. Así que espero. Roma no se hizo en tres días y al parecer un AMIGO (porque yo no me conformo con poco, claro está) no se hace en tres meses. Ay, como me estoy riendo ahora de mí misma...
Tres meses dan para mucho crecimiento personal también. Momentos de pánico absoluto tirada en el suelo, pidiéndole a los dioses que se lleven lo que quieran, que no tengo nada que ocultar. Pensando, ¿y a quién llamo? ¿Y a quién grito? Y luego dándome cuenta de que todo se pasa, que yo misma me basto y me sobro, que no estoy sola porque estoy conmigo.
Tres meses también dan para el crecimiento espiritual. Llevaba mucho tiempo buscando dos libros, y, mágicamente, ambos se han cruzado en mi camino, llenos de secretos, enseñanzas, viajes. Porque eso es lo que traen los buenos libros, los que yo busco, como busca el viajero sin mapa el tesoro legendario; por mar, por tierra. Y solo se orienta con la estrella polar... ¿A dónde me llevará este viaje?
Tres meses dan para conocer a personas que ya conoces aún más. Para darte cuenta de que la vida es una fuerza que no espera ni puede entenderse, que lo único que puedes hacer con esta música es danzar. Y si el ritmo cambia, mueve los brazos, las piernas, la cabeza, lo que sea. Sigue el ritmo. Solo paran los que están muertos. Y las personas bailan, y te das cuenta de que muchas son admirables, que hay tanto que aprender. Se dicen cosas del género humano, como que las personas son crueles o egoístas, o que el mundo es un lugar oscuro y desolador, como una noche de invierno en Escocia. Pero yo no creo eso. He visto amor, honestamente, y he visto acciones profundamente desinteresadas. ¿Para qué guardar rencor, para qué envenenarse? Esto me lo han dicho y así lo pienso. Aquí estamos todos juntos, eso es indudable. Todos viviendo en comunidad. Menos San Kevin, que se marchó a Glendalough (Irlanda) a vivir en una cueva con vistas a dos lagos cristalinos. San Kevin no tenía que darle cuentas a nadie y vivía bien a gusto, y encima le hicieron santo. Él no le debía nada al género humano porque prefería correr con los ciervos y conversar con los búhos al anochecer. Ahora bien, el que tenga el valor de hacer lo que el hizo... Que vivir en una cueva, por muchas vistas a los lagos cristalinos que tenga, también debe tener lo suyo. Que por algo le hicieron santo, a mi pobre y querido San Kevin. En fin.
Tres meses para viajar a uno de los lugares más bellos de Escocia, North Berwick. Para terminar las clases con buenas notas y empezar a considerar quedarme en la Universidad de Edimburgo por siempre jamás, aunque todos sabemos que del dicho al hecho no hay un trecho pero quizá sí un océano de incertidumbre y papeleo burocrático. Para ir a mi primer bounenkai. Probar mi primera comida tradicional japonesa y seguir con el shock cultural. (De las cosas que me estoy enterando y que no salen en los mangas... ay, ay). Para ir al ciclo de cine francés entero en la Filmhouse. Y ver atardecer a las tres y media...
Tres meses dan para mucho. Y ahora todo colisiona y llega la hora de la verdad. De los exámenes, pero no solo de los académicos. Algunas lecciones han sido duras. Soledad. Impotencia. Tristeza. Otras, luminosas como revelaciones. Amor. Felicidad. Descubrimiento. Las prácticas han terminado y pronto el estudio lo hará también. Y entonces tendré que demostrar mis conocimientos. ¿Habré sido una buena alumna, como es mi costumbre habitual?
Habrá que esperar hasta el siete de enero para saberlo...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Algunos confunden los exámenes con juicios, cuando no son más que pruebas a nuestra retención, espero que con dichas pruebas tengas muchísima suerte, y con lo que parecen juicios acabes bien parada, sinceramente. "Nunca estoy sola, estoy conmigo misma".
Publicar un comentario