viernes, 22 de febrero de 2013



Los budistas pretenden escapar del sufrimiento de la vida anulando el deseo. Pues es en el deseo donde ven ellos la fuente del sufrimiento mismo. Eso he leído hoy en la galería sobre Japón en el Museo Británico. Me he quedado parada delante del panel informativo, reflexionando.Yo misma he llegado a esa conclusión. Casi en la mayoría de mis acciones la motivación es el deseo, que, una vez satisfecho, deja de ser por importante. Hasta que llega otro nuevo para sustituírlo. A veces siento que esa fuerza invisible se come los minutos de mi existencia. O que es como un resfriado que me impide saborear a gusto la vida.

Los budistas y yo discrepamos en algunas cosas, he de decir, pero en esa, que he podido sentir en mis propias carnes, no podemos estar más de acuerdo.

Lenta pero concienzudamente, pienso seguir eliminando el deseo.

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