martes, 5 de abril de 2011



No me gustan las alcachofas. Es algo muy personal pero no puedo evitar.

Tampoco me gustan las parejitas-pack, esto es, cuando dos personas vienen en un 2x1 (oferta habitualmente engañosa) se necesitan constante y mutuamente en lo que se ha convertido en una relación de dependencia malsana, que ellos maquillan en un alegre: "es que no puedo vivir con él y por eso lo necesito hasta para bajar a la esquina a comprar el pan". Un cómodo acuerdo de dos personas de gustos similares que deciden hacerse mutua compañía porque están cagados de miedo (y perdonen la expresión) y es más fácil actuar en sociedad teniendo la complicidad de otro ya comprada. Pero eso sí, nada de sexo de por medio, para qué, si nunca hay tiempo ni ganas. Mejor irme a comer a su casa y jugar a la familia feliz que nunca tuve.

Vale. Tal vez he sido cruel y me he pasado. Y reconozco que yo soy la primera que tiene miedo, que no soy mejor que ellos.

Pero me sacan de quicio.

Por favor, espero no acabar atada en un pseudo-matrimonio de viejos frustrados antes de cumplir los veinte años.




Pero es que detesto hacer planes para lo que sea y escuchar esa incómoda petición siempre: 

-¿Os importa que traiga a mi novi@? 


Pero si sólo estamos ensayando una obra de teatro para la uni... un ensayo... un simple ensayo...


Me frustro. Es que ni entonces quieren estar solos.


Fuera misterio.

4 comentarios:

Mew dijo...

Coincido en lo de las parejitas, discrepo en lo de las alcachofas. Están buenas, qué manía.

Sin embargo (y aunque no tenga que ver con lo que sientan dichas parejitas), ¿nunca has experimentado la adicción a los seres humanos? Es una sensación abrumadora, como una estrella que revienta, algo que te llena por entero y te consume, te devora con mordiscos dulces de los que te haces adicto y te declaras esclavo. Es increíble, es como el amor pero más reconcentrado, más poderoso... No suele durar, o, por lo menos, a mí no me suele durar mucho con alguien en concreto. Y tampoco suele despertar más que una vez para cada persona. Pero bueno, esto último no puedo asegurarlo, pues he vivido como alguien se saltaba esta norma.

¿Qué, reconoces los síntomas?

Charlie D. dijo...

Desgraciadamente sí. Esto es como la gripe. Pero lo malo (o bueno, quién sabe) es eso, que no dura. And then, what? Mi estrategia consiste en desaparecer silenciosamente de escena... así sin que se note... Pero la situación es incómoda con ganas. Y corres el riesgo de estropear cosas que sientes que habrían quedado más bonitas enteras.

Pero qué le vamos a hacer. No se puede evitar...

(Por cierto, Mew, bonita descripción la tuya, y muy acertada. No escribes nada mal... para ser de ciencias, claro xD)


Like you usually say, just joking... don't beat me! O.o

Mew dijo...

Jolines, que parece que esté permanentemente con un bate de beisbol debajo del brazo y no es así... es de goma, quejicas!

De todas formas, es interesante eso que dices. Nunca me había planteado que fuera incómoda la situación que precede a la desaparición de dicha sensación. Como mucho, me da cierta pena ver que esa droga ya no me hace efecto. Pero no te hablo de amor ni de nada que se le parezca, según mi punto de vista es algo even better. A mí me hace sentir viva, como si las personas fueran más que simples personas. Entonces y sólo entonces comprendo esa malsana necesidad con la que tienes que lidiar.

By the way, darling, I would never ever beat you. At the most... I would bite you.

Charlie D. dijo...

Personas, personas... que difícil es lidiar con ellas. Incluso bate de béisbol en mano. Pero ninguno somos una isla, nos necesitamos, queramos admitirlo o no.

Amor, even better? Let's taste that.