miércoles, 22 de septiembre de 2010
Mis demonios salen por las noches.
Sí, ya sé, sé lo que parezco a veces, sé...
que tal vez todos esperábais que me apartara cuando se acercó a mí, cuando me amenazó, cuando juró que iba a matarme, que me hundiría la navaja en mi puto estómago hasta hacerme vomitar los sesos, pero...
no podía dejar la cosa así, la ira, el dolor, los insultos, puede que no fueran para mí pero a la vez sí lo eran; porque odio a los hombres que piensan que pueden imponerse sólo por alzar la voz y meter hostias, la evolución no es fuerza bruta, lee a Darwin, chaval, y entérate de que no eres nadie...
aún así no me enfrenté a ciegas, en su rostro había rabia pero no esa fría decisión que también conozco, ese relámpago en los ojos del depredador antes de morder a la presa, así que alcé la barbilla, hablé pausadamente como se habla a los animales, siempre supe que todo saldría bien...
pero había gritos, claro, y lágrimas, y miedo, terror, mi respiración era ligeramente más rápida cuando le dije que apartara el arma, una vez, dos, tres, repetí las palabras como un mantra
tú no quieres matarme
todos a una distancia prudencial y yo era el ojo del huracán, abogando por una causa que directamente no era mía pero universalmente me concernía.
todo lo demás fue como una película en la tele, ajeno, predecible, en blanco y negro, sin embargo,
aquella noche en la calidez segura de mi cama, en mi rincón, lloré, me desesperé, grité como jamás en mi vida, retorciéndome en el dolor, en el miedo de lo que pudo ser y no fue, en el terror de mi propia debilidad, en... ¿por qué? ¿por qué somos así? simples cañas, un viento fuerte puede quebrarnos... débilidad, belleza, debilidad, el poder de creación reducido a un castigo y después a algo prescindible. ¿Y dónde, pues, nos dejaron, dejaron nuestra verdadera esencia?
sí, por las noches mis demonios me atormentan, y entonces vuelvo 7 años atrás, y una sola palabra puede describir mi estado:
Vulnerabilidad.
Vulnerabilidad.
Vulnerabilidad.
(La fuerza se halla en la vulnerabilidad como la vida en la muerte, la belleza en el horror, lo infinito en lo perecedero).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Si me hubieses dejado sola en mitad de la sabana africana cuando mi edad no alcanzaba a llegar a dos dígitos, hubiese seguido creyendo que los leones eran como los de las películas de dibujos animados. La inocencia y la absoluta fe en la imaginación le habrían dado un final trágico.
A veces la fuerza no se halla del todo en la vulnerabilidad. Porque las creencias son fuertes, muy fuertes, y a ellas les corresponden adjetivos como ferviente o pasional, y a ellas podemos entregarnos con todo el ímpetu de los sentimientos. Toda esa fuerza no-física que, sin embargo, nos hace fuertes físicamente, valientes... de poco hubiera servido en el supuesto.
Que no hay verdad absoluta. (y tampoco límite para la imaginación al comentar tus entradas ^^)
Publicar un comentario