lunes, 18 de junio de 2012
Hoy he estado revisando una novela que escribí cuando tendría unos trece o catorce años. Bueno, una novela que, mejor dicho, empecé a escribir, porque yo es raro que termine algo. Me pasa como con las relaciones amorosas: al principio estoy muy emocionada, pero luego enseguida me aburro. Qué le voy a hacer, me guste o no soy inquieta y adicta a las emociones fuertes: la tranquilidad sigue siendo sinónimo de muerte para mí (veremos como llevo este rasgo de mi carácter a los ochenta años...)
El caso es que hace tiempo que vi un concurso que anunciaba cierta editorial que conozco bastante y pensé en participar. Había una categoría de novela juvenil: doscientas páginas a doble espacio como máximo, tema libre. Pensé que no estaría mal participar, no por el premio (soy consciente de que las probabilidades de que tamaño premio me tocara son las mismas que tengo de que mi pecho vuelva a recuperar su talla 95 original, osea, mínimas). Pero el caso es que tampoco me haría mucha gracia ganar, porque entonces la editorial se queda con todos tus derechos de autor y no os creáis que me hace mucha gracia. En fin. Que más que nada es para ver si logro terminar algo. Hasta la fecha, solo he terminado una novelita corta publicada (pero hace ya algunos años) y otras dos que he escrito este año, como Coriander, que igual os suena aunque la haya retirado de este blog porque está pasando por el proceso de corrección. Así que nada, añadir otra novelilla a mi lista pues no estaría mal.
Por otro lado, me fastidia que tenga que ser juvenil, con lo que me gusta a mí el sexo salvaje y la violencia apocalíptica en mis escritos, pero parece que estos temas tendrán que aplazarse por el momento y tendré que centrarme en volver a pensar como si tuviera 12 años, que son los de la protagonista (bufff, anda que no he cambiado desde entonces...)
Aunque bueno, no es tan difícil. Como la novela la escribí realmente con esa edad, se pueden ver las líneas de pensamiento de una chica de esa edad, rara como un perro verde, eso sí, pero una adolescente en toda regla. Qué gracioso ha sido ver mi propia concepción del mundo en esa época en la que aún no conocía muchas cosas de la vida pero a la vez ya sabía un par de cosas importantes... Además, tengo que aprender a no menospreciar mi estilo literario de entonces. Es verdad que no era tan elaborado y onírico como el de ahora, pero desde que este año gané el segundo premio en el concurso literario de mi universidad con una historia que escribí a los 12 años (no se lo dije a nadie, pero hay que joderse, el año pasado presento una muy chula de esta época y nada, luego este año les doy el cuentecillo de los 12 años para hacer la prueba y sí, efectívamente, me lo premian).
Así que nada, me he estado leyendo hoy la nada despreciable cantidad de 126 páginas a doble espacio, disfrutando en algunos estractos y arrugando la nariz en otros (qué se le va a hacer, aún me cuesta aceptar que alguna vez fui un ser ingenuo y adorable). Y haciendo un listado de los personajes, para recordarlos de nuevo. ¿Y sabéis cuántos había? ¡La nada despreciable cantidad de 40, ni más ni menos! Madre mía, cuanto tiempo tuve para desarrollar personajes por aquel entonces, me siento ahora como esos hombres que tienen 20 hijos o más, aunque no conozcan ni a la mitad. En fin. Lo malo es que luego, con tanto personaje, pues hay los típicos líos, como que los nombres van mutando. Como una mujer, que empieza llamándose Luisa pero que a media historia... ¡Zas! Se transforma en Lola. Y luego otro, que es un poco macarrilla, empieza apodándose "Bolón" (Mira que tengo mala leche con los motes... jejeje) para pasar después a "El rulos" y terminar casi en las últimas páginas como "El Rizos". Ah, pero no os penséis que estos cambios son despistes de aquí la servidora, qué va. En realidad todo forma parte de una elaborada trampa para descubrir si el lector está prestando la religiosa atención que requieren mis escritos o no...
Bueno, pues dicho todo esto, allá voy. No es una historia épica, no va a cambiar el mundo ni os hará llorar a mares, pero creo que es un proyecto interesante en el que poder moverme, un poco diferente a lo que llevo haciendo estos años. Puede ser divertido. Veamos si llego al final esta vez...
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2 comentarios:
Como ganes y no te haga gracia lo de los derechos xD... Pero, ey, eso de ganar con algo escrito hace muchos años parece ser una maldición que alguien nos echó o algo.
Y, por cierto, anímate, el "95" es el contorno de tu espalda. Eso quiere decir que has adelgazado. La copa del sujetador es lo que debería preocuparte.
ña <3
Ánimo! Yo espío impaciente por aquí en busca de progresos con respecto a ésto.
Tu puedes Shikaru! :3
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