martes, 15 de enero de 2013




Ayer estuvimos jugando al かるた (karuta) un juego tradicional japonés que consiste en juntar refranes populares con imágenes que los representan. Al parecer, -y esto ya lo había visto yo en algunos mangas- se juega en Año Nuevo. Que no está mal, pero no sé. Suena extraño que los japoneses, en uno de los poquísimos días del año en los que nadie trabaja, se dediquen a repasar las perlas de su particular cultura. En especial los niños, como si estas cortas frases -pero cargadas de significado- se encargaran de ir modelando poco a poco sus tiernos cerebros. Hasta lograr formar la conexión neuronal que considera normal el hecho de trabajar en una oficina de siete de la mañana a una de la madrugada...

El caso es que mientras probaba suerte con mis compañeros me hice con tres refranes que me gustaron bastante. (Las reglas del juego son simples: se esparcen las cartas con imágenes encima de la mesa, al alcance de todos los participantes. Luego uno saca una de las cartas escritas y lee el refrán. El primero en encontrar la imágen correspondiente al mismo la coge y se la queda. Al final, el que más cartas con imágen tenga gana).

Y aquí van, todos perfectamente aplicables a mi experiencia escocesa-estudiantil, casualidades de la vida.



さるも きから おさる (Saru mo ki kara osaru).

Este primero significa, literalmente, 'hasta los monos se caen de los árboles'. Lo que viene a ser, en sentido figurado, que no importa lo ducho que seas en algo, todos cometemos errores. O sea, que no importa lo mucho que estudie kanji, día tras días, símbolo tras símbolo. Seguro que en el examen final va a aparecer, camuflado diabolicamente entre sus inocentes compañeros un kanji malvado y desconocido para estos ojitos. Pero no voy a desesperarme, porque si mi sufrido cerebro ha logrado aprender más de quinientos... bueno, es normal que olvide alguno por el camino, ¿verdad?



  はな より だんご (Hana yori dango).

Este segundo es breve pero conciso. Literalmente: 'El dango (comida tradicional japonesa) es mejor que las flores'. En español quizá tendría el equivalente de 'Más vale pájaro en mano que ciento volando' aunque realmente el significado es distinto. Porque lo que nos quiere decir este refrán es que las cosas prácticas tienen más valor que aquellas que solo poseen un valor estético. He de decir que no soy de esa opinión -soy una artista, mi vida se basa en el mundo estético y de las cosas invisibles y sin utilidad aparente- pero puedo empatizar con la persona que inventó este refrán. Probablemente lo que ella o él quería decir es que el おはなみ (ritual tradicional japonés que se sigue practicando hoy en día y consiste en ir a ver los cerezos florecidos en primavera) puede ser muy bonito, pero uno no se fija en las florecilla si tiene el estómago vacío y se muere de hambre. Osea, que más vale primero merendarse un dango, y luego ya, salir a ver los cerezos o lo que el destino disponga. Y aquí ya estoy más de acuerdo, porque a mí me pasa lo mismo por las mañanas. Antes de enfrentar el nuevo día, necesito desayunar (y además consistentemente). Si no, directamente no se me puede llamar ni persona, pues mi mente (y mi cuerpo) siguen en el mundo de lo etéreo.





いぬも あるけば ぼうに あたる  (Inu mo arukeba bouni ataru).

Este es mi favorito. Literalmente, quiere decir 'si un perro sale a pasear solo acabará siendo golpeado por un palo'. Antiguamente, el sentido metafórico se refería a que si uno 'pasea' sin objetivos, metas o dirección alguna, probablemente acabará encontrándonse con algún altercado indeseado. Sin embargo -y aquí viene lo curioso- con el paso del tiempo, este significado negativo se a transmutado en uno positivo. Al día de hoy, este refrán vendría a decir algo así como que si uno no sale por sí mismo 'al mundo' no encontrará nunca un palo con el que jugar. Esto viene de que ahora la gente ve a que los perros le gustan los palos (yo creo que se deben referir a que los perros suelen disfrutar cuando su amo les tira un palo, que obviamente, no es lo mismo que si les golpean con un palo, que era el significado literal, pero bueno, se ve que los japoneses lo interpretan como quieren). Osea, que 'el que no arriesga no gana'. O, lo que es lo mismo, era necesario que yo aterrizara aquí en Edimburgo -aunque al principio me sientiera completamente perdida y me llovieran algunos palos, ja, ja, ja- porque ahora he encontrado otro palo más amable con el jugar.

En fin, alegres perros -y animales en general-. A veces envidio su mirada limpia, libre de estas tribulaciones mentales que -me lo parece a mí- nos encadenan a los seres humanos.





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