domingo, 6 de enero de 2013

Estos días he visto dos películas que me han traído diferentes recuerdos.

Venga, está buenorro, reconozcámoslo.


Por un lado está Drive, de la que ya hice un pequeño comentario -ay, la vagancia- en el post anterior. Pese a lo que pueda sugerir dicho párrafo, la verdad es que no es una historia que disfrutara mucho. De hecho, ya hubo algo que desde el principio me dejó descolocada. ¿Y sabéis que fue? Las letras de los créditos al inicio de la película. Al principio pensé que me había equivocado y todo. Porque eran de color rosa fucsia (no tengo nada en contra de ese color, pero reconozcamos que es un poco particular, teniendo en cuenta que la historia de Drive pretende ser un drama de acción); y además, en una caligrafía ochentera de lo más hortera.

Ay, cómo miramos a la rubia...

Luego la historia. No me pareció muy original. No es que esté mal, pero ya he visto el mismo hilo argumentativo en otras ocasiones (moraleja de siempre: NUNCA te metas con la mafia -judíos, rusos, italianos, da igual- porque una vez te fichan solo puedes salirte hecho fiambre). Además, lo peor de Drive fue la pseudo historia de amor. Los dos, el chico y la chica, no podían ser más sosos ni aunque lo intentaran, desde mi punto de vista. Y a Ryan Gosling le doy un pase, básicamente porque me parece que está bueno, con lo que yo solita me entretengo con las vistas sin necesidad de que el chaval me deslumbre con sus dotes retóricas. La de miradas que le echa a la muchacha... (porque hablarle, la verdad es que le habla poco). Algunas son de tipo cachorro abandonado (¡Adóptame!) y otras son del tipo intento que pienses que soy una persona profunda pero en realidad solo estoy pensando en todas las cosas que podríamos hacer en la cama.





Pero ella... ella es para emparedarla viva y luego olvidar dónde, lo juro. Porque venga Ryan Gosling con sus miraditas por aquí, carantoñas al crío por allá (sí, ella tiene un crío que, por cierto, no se le parece ni en el blanco de los ojos) favores varios por allá... ¡Y la mujer es que ni se inmuta! Parece una muerta en vida. Pero lo mejor es sin duda el diálogo en el punto álgido de la historia:

Protagonista de Drive: Solo llamaba para despedirme, porque me voy a un sitio del que puede que no vuelva nunca. [Obviamente, el chaval se ha metido en un embolado de cuidado solo por salvar a la chica].

Chica sosa: ... 

[Finalmente ella cuelga].



La Bella Durmiente se despertó con un beso, pero esta ni por esas....


¡¡En serio!! Osea, que es que por no darle no le da ni las gracias por todo lo que ya ha hecho el pobre. Y ni hablar de la declaración de amor, posible preocupación por un amigo aunque sea... etc. Vamos, es que yo soy el protagonista y me pego un tiro, porque que ya sé que las cosas que se hacen de corazón se hacen y punto, pero lo de esta chica es poco menos que cruel indiferencia.

Para más inri,  cuando ya *SPOILER* han metido una puñalada al protagonista, la chica se acuerda de algo y decide ir a llamar a su puerta (son vecinos) para ver si está. Naturalmente NO está (la frase "me voy a un sitio del que puede que no vuelva nunca" sugiere que no va a estar precisamente en su salón viendo un partido, pero es que la muchacha además de indiferente debe ser también un poco lerda).

Total, que el que debiera ser el momento más dramático de toda la película perdió todo el encanto por la reacción de la chica, la verdad. Al final solo me parecía un mal chiste, y tenía más ganas de reír -disfruto con el humor negro- que de llorar.



La segunda película que vi era mucho más larga que Drive (casi tres horas) pero psicológicamente se me hizo más corta. Se ha dicho mucho de la película de El Hobbit, pero qué queréis que os diga, a mí me ha gustado mucho. Me parecía que Peter Jackson tenía bastante difícil superarse después de la fantástica trilogía de El Señor de los Anillos, pero creo que El Hobbit es un muy digno trabajo. Naturalmente, El Señor de los Anillos da para mucho más tema argumentalmente hablando (personajes más complejos, tramas más desarrolladas, mayor lectura moral-filosófica) y adaptar El Hobbit, un libro corto comparado con sus hermanos mayores, a una nueva trilogía es un error -probablemente se deba a factores comerciales-. Pero los paisajes en El Hobbit son impresionantes (¡Billete de avión para Nueva Zelanda ya!), los efectos especiales y decorados cuidados con todo lujo de detalles (Quiero irme a la madriguera de Bilbo de vacaciones...) y las actuaciones impecables.

¡Aventuras... yupiii!


Yo es que siempre he disfrutado con J. R. Tolkien, y para mí sus historias siempre serán de las más emblemáticas de la literatura fantástica. Tenía la tierna edad de nueve años cuando El Hobbit aterrizó en mis manos por primera vez. Recuerdo que la historia, a pesar de que me costó entenderla en algunas partes (el que ha leído a Tolkien sabrá que su lenguaje algunas veces puede resultar algo denso) me hizo vibrar. Seguidamente devoré la trilogía del El Señor de los Anillos, que tiene pasajes que han quedado para siempre grabados en mi imaginación (especialmente el descenso a las minas de Moria, la resurrección de Gandalf... ) De las adaptaciones cinematográficas no me fiaba mucho, pero fue ver la primera y quedé embelesada. Para mí, el trabajo de Peter Jackson es soberbio. Que el libro será mejor y con más detalles no lo pongo en duda, pero las películas son, todas ellas, un regalo para los sentidos. Y El Hobbit también, claro que ha tenido que alargarlo un poco para hacer la trilogía (Ay, Peter, ¿por qué te puede la avaricia?).

Cara de circunstancias...
Me encanta el personaje de Bilbo Bolsón. Confieso que me sentí identificada con él cuando se debate entre si permanecer en su encantador agujero de hobbit o partir a ensuciarse de lodo y sangre corriendo aventuras... porque es el mismo dilema que yo he afrontado este año. De hecho, el personaje en cuestión (y los hobbits en general) me recuerdan, por su forma de ser, a pequeños ciudadanos británicos asentados en su perfecto cotage lleno de cosas cucas.

Los enanos también son muy divertidos. Aunque que alguien me explique por qué la mayoría llevan unas prótesis horrendas que les hacen tener nariz de patata o pómulos saltones (tipo enanitos de Blanca Nieves, vamos) y el príncipe de los enanos es de los únicos que simplemente es un actor corriente al que han cortado para hacer más bajito... ¡eso no vale! Pobrecicos los otros... casi parecen dos razas diferentes, madre mía.



A una amiga mía le gusta Thorin, yo es que entre tanto pelo casi no le veo la cara...






También disfruté el momento en que Galadriel y Gandalf hablan. Parece uno de estos reencuentros entre antiguos amantes (estos dos tuvieron rollo, está claro) lo malo es que el tiempo en años élficos es... ¿cómo decirlo? más benevolente...

Los años no perdonan no perdonan al mago.


Pero vamos, yo me quedo con Bilbo de joven, que si no le miras los pies desproporcionadamente enormes, tiene su puntillo y todo. ¡Y una gallardía sin igual para llevar chalecos y levitas!





1 comentario:

Kaine dijo...

My dear, no podría estar más de acuerdo contigo en ambas críticas...

Ryan Gosling increíblemente hot, es lo mejor de la peli. Pones a otro protagonista y no tiene ni la mitad de gracia xD y como dices, el diálogo último parece un chiste (la chica, sosa hasta el final).

Pero bueno, quitando detalles, y lo de las letras (que a mí tampoco me incomodó demasiado) es una buena peli y no se me hizo muy larga.

El Hobbit es pura aventura <3 nunca pensé que el personaje de Bilbo fuera a molar tanto (efectivamente, tiene su puntillo y todo) y Cate Blanchett estupenda como siempre, única representante del género femenino en toda la película (menos mal) y yo también creo que tuvo rollito con Gandalf tiempo atrás, ¡hay química entre ambos!

Y los enanos eran muy divertidos, sobre todo la escena del principio en la casa de Bilbo.

¡Totalmente recomendable!

A ver si haces más críticas como estas, que están genial :3