miércoles, 11 de mayo de 2011




Hoy me he enterado de que una compañera mía de instituto acaba de tener un niño.

Es curioso. Lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido: Fíjate. Yo a penas he empezado a vivir, yo a penas sé lo que es estar enamorada... y ella ya es madre. Así de sencillo.

La recuerdo. Era escandalosa, provocativa, infantil... y hermosa a un tiempo.

Siempre me han atraído las personas intensas. De una manera o de otra, no importa realmente al final hacia que lado tiren. La intensidad y su impacto, como una ola que golpea sin piedad y hace de algo tan fino como el agua un pared de hormigón que nos estremece y derriba.

Aunque a penas crucé un par de palabras con ella, confieso que la observaba. Sus vestidos extravagantes, escotes imposibles y zapatos de tacón. Recuerdo el día de la graduación, tan guapa con su vestido ajustado de lunares años cuarenta y yo... yo... Verla siempre me hizo sentir una niña, una niña solitaria y taciturna en la esquina, eterna esquina que aprendí a ocupar tan bien aquellos años. Y ella, pletórica de alcohol y hombres y fugaces viajes por Europa.

Y unos labios rojos sangre.

Quería ser ella. Sí, lo reconozco. Al menos por unos segundos, ocupar ese lugar.

Pero ahora... ahora, ¿qué hay de todo eso?

Ahora yo y mis historias, mis miedos, mi locura y esa niña callada de gesto serio pasan de largo, siguen, continuan... y ella y su alcohol, y sus drogas, y su medio marido forzoso, su familia hastiada y sus amigas borrachas se quedan en la esquina intentando amamantar a una criatura que no quiere risas falsas, ligues o cotilleos, sino simplemente leche.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Sabes?? Yo también era la chica de la esquina, una esquina forzosa además. Pero luego, empecé a ver a esas chicas intensas siendo madres solteras, sin poder estudiar y soportando trabajos cutres para poder manterner a su prole... se es muy mala si se siente una sucia satisfacción?

Lucy Diamond dijo...

Yo creo que siempre deseas, aunque sea solo por un momento, tus opuestos, tus extremos. Ser lo contrario de lo que eres es esos momentos.
Supongo que sería interesante probarlo.

Un abrazo, Shikaru!