lunes, 30 de mayo de 2011


Uno de los lectores de este blog se atrevió a insinuar que, después de tanto pajarillo deshecho, primaveras malditas y apretados vagones de tren, yo no sabía escribir nada gracioso. Y, obviamente, tenía al menos que intentarlo.

Recuerdo perfectamente a nuestro querido tutor del año pasado, ese hombre tan adorable y delicado que tantas alegrías me dio en su momento. Recuerdo en concreto una de sus tutorías, semanas antes de un junio especialmente traicionero: el junio de nuestra Selectividad. La tensión se palpaba ya en el ambiente y los ánimos agujereaban el techo o el suelo, no había término medio.

-Queeee... me han dicho los de dirección que tengo que leeros no sé qué panfleto de consejos antes de la Selectvidad... -nos comentó, con evidente desinterés, sentado en la mesa mientras balanceaba las piernas (no, desgradciadamente su estatura no era un rasgo destacable en su persona).- Pueeeees -se sacó un papelucho arrugado del bolsillo y empiezo a manosearlo mientras lo leía-. Que nada, que estéis tranquilos.. que no estudiéis más de una hora y media seguidas... que tengáis unas pautas de sueño... ¡Buah! -arrugó el papelillo y lo lanzó a uno que estaba hablando-. ¡Uysh! -erró por poco-. Pues eso, que os dejéis de consejos estúpidos y tontadas... que no... que si lo sabré yo... ¿sabéis lo que relaja de verdad antes de un exámen? Pues una bueeeena paja. Una buena paja como Dios manda, sí señor -dice entre risas moviendo mucho los brazos.


Y oh, hermanas y hermanos, yo escuché aquella escuché aquella sincera y descarnada revelación, observando como la luz del fluorescente se reflejaba en su pulida calva...

2 comentarios:

Mew dijo...

Bah, pero se te ha olvidado poner lo más interesante. ¿Llevaste a la práctica su consejo? :D

Brienn dijo...

Recuerdo cuando me constaste esto mismo en vivo y en directo...