miércoles, 18 de mayo de 2011




Recuerdo perfectamente mi primer día en clase de japonés. Nada más entrar en el aula, supe que ese era mi sitio. ¿Por qué? Pues porque, he de confesaros, aquello estaba repleto de las personas más variopintas que uno puede imaginar. Fans de yaoi gritonas que proclamaban a los cuatro vientos que tal o cual escena no había sido lo suficientemente explícita en ese anime, y por supuesto proponían mil y una soluciones para arreglarla. Por otro lado, chavales practicando charlando sobre kendo y sacando sus espadas como quienes comparan motos. Cabellos de colores imposibles, maquillajes exagerados o la completa ausencia de ellos, pearcings, gafas psicodélicas, faldas de tul, camisetas con extraños mensajes... Colores e insinuaciones, inquietudes exóticas, todo lo que se suele considerar vergonzoso por la gente de bien estaba reconcentrado entre esas cuatro paredes. Y yo, hermanas y hermanos, me sentía en mi elemento.

Recuerdo que elegí una mesa centrada en la tercera fila. No conocía a nadie pero tampoco sentía la necesidad de correr a buscar amigos. Se respira un ambiente bueno, agradable, yo tenía la sensación de que en el momento en que quisiera charlar con alguno de mis compañeros no serían necesarias las ceremonias.

En ese momento, ya antes de que llegara nuestra sensei, una chica se sentó a mi lado.

Tenía el pelo azul y blanco, unos ojos oscuros, labios perfectos y un pearcing en la barbilla. Llevaba una americana negra y vaqueros. Empezamos a charlar. Era franca y agradable, de León. Le conté que conocía la zona, que me gustaba mucho, y enseguida empezamos a hablar de los sitios que conocíamos.

Se convirtió en mi compañera en aquellas clases iniciales en las que, poco a poco, dábamos nuestros primeros pasos dentro del fascinante idioma del país del sol naciente.

Un día mi compañera me comentó que tenía un grupo. ¿Un grupo de música? Un grupo de música. Rock metal, me comentó, para más señas. Por lo visto estaba bastante metida en ese asunto, ensayaba casi todos los días con sus colegas, y de hecho, estaba escribiendo en ese momento una letra para una de las canciones. Estaba en inglés, porque ellos cantaban en ese idioma. Le ayudé a encontrar las palabras adecuadas. ¿Eres la cantante? Pregunté. Asintió. También cantamos en japonés, me dijo, y de ahí su pasión por el idioma. Me pareció interesante.

A los pocos días, vino muy orgullosa: hemos grabado nuestro primer sencillo en casa de un colega, ¿quieres que te lo ponga? Y antes de que quisiera darme cuenta, ya tenía el casco de su ipod enganchado en una de mis orejas. A decir verdad, me esperaba cualquier cosa. Ya he asistido a conciertos y ensayos de algunos conocidos que tenían un grupo de música. Para ser sincera, la mayoría de las veces he sentido que los ánimos estaban a la altura... pero el arte no tanto.

Sin embargo, cuando escuché por primera vez esa canción, esa canción a la que hacía unos pocos días habíamos ido poniendo la letra... me quedé sorprendida.

http://www.youtube.com/watch?v=lQzDyycf-c4


Me gustaba, me gustaba mucho. Están empezando y ya tienen esta música, y su voz... su voz era poderosa, sabía manejar las palabras que había querido transmitir. Interesante, pensé por segunda vez, interesante.

Desde entonces ha nevado, ha llovido y ha hecho sol, han pasado muchos días, pero ella y su grupo han ido saliendo adelante. Les une la pasión por comunicar, por mover a la gente al ritmo de unos acordes violentos pero no exentos de sensibilidad.

Y ahora, este mismo sábado a las ocho, dan su primer concierto. Un concierto gratis en un local cerca de Sol. Una experiencia, un comienzo... no sé como saldrá, pero yo voy a estar allí. Con una sonrisa y mis mejores galas. Y los que se animen a asistir, a hacer algo diferente, a dejarse sorprender... bueno, pueden buscarme entre la multitud. Porque además tengo pase VIP.

Así que ya sabéis: si queréis probar un poco de excentricidad, sentir por un segundo esa intensa energía que se respira en mi clase de japonés y en sitios semejantes donde el nivel de lo extraño alcanza máximas insospechadas, ¿qué mejor manera de hacerlo que empaparse de música?

El grupo universitario Gizen, tocará el sábado 21 de mayo de 8 a 9 de la noche en la sala Átomo de Madrid.


Para más información y direcciones:








5 comentarios:

Unknown dijo...

A estas horas igual ya habrá acabado el concierto, espero que te haya cundido el pase VIP. Siento no haberte esperado ayer, estaba hecha polvo, ya hablamos otro día de la spanihsrevolution!!

Zals dijo...

Muy bien.Me gusta mucho tu manera de contarlo. Nada hay superfluo, te acercas y entregas tus sensaciones y pensamientos a nosotros, los de afuera. Veo que has progresado, pero en tu línea, ya existente desde pequeñita. Me alegro mucho, porque puedas transmitir algo tuyo a los demás y que alguien, no importa quien, pueda recibirlo y comprenderlo. Muchos besos. te quiero mucho.Tengo que ponerme al dia de tu blog por mis vancances. agur. Animo, para mi ere la mejor, aunque falles y te caigas a veces.

Lucy Diamond dijo...

Que guaaaaaaaaay!!
Me han gustado, si. La voz de la chica es muy.. Intensa.
Y yo también aprenderé japonés! Quiero hacerlo.
^^ nos vemos!

Amphisbaena dijo...

Que pena no estar alli!

Mew dijo...

Cierta pelirroja revoltosa me mataría de faltar a cierto acontecimiento que tiene a bien celebrar hoy.

Lástima.